La piba de la moto

Por fin ha vuelto. La vimos llegar montada en su monstruo de acero con la cabellera ondeando al viento. Chica de pocas palabras apenas nos contó nada. Pero su piel bronceada, sus ojos brillantes y su enigmática sonrisa hicieron que nuestra imaginación se desbordase. Alguien apuntó que quizás viniese de las planicies desiertas del interior de Australia, de cabalgar junto a un loco de corazón destrozado. Otro sugirió que ella tenia todo el aspecto de haber rendido a sus pies a los temibles "angeles del infierno" en la Baja California. Y un tercero juraba y perjuraba que la habian visto beb iendo agua de fuego con indios desdentados en el Machupichu. Ella no dejó de sonreir mirándonos casi con lástima...