viernes, febrero 02, 2007

pentium 3 ( o menos) y arrepentimiento

El silencio incómodo a veces es lo que tiene: hay que llenarlo. Descargar tres programas desde el puto pentium 3 hasta la unidad móvil de reconocimiento,llevaría su tiempo. Se me han terminado los temas de conversación.¿Y ahora de que hablo?. ¿Por que no contar una confidencia?. Un asunto de importancia relativa, circunstancial. Un hecho del que he sido mero testigo ocasional y en el que no estoy implicado emocionalmente. Solamente pasaba por allí... Pero los pequeños secretos aparentemente inocuos, también pueden ser irreversiblemente peligrosos y jugarnos una mala pasada. En este no había ninguna emoción en contarlo, simplemente la pretensión de acortar la espera. Nada de complicaciones. Cumplí a rajatabla las reglas básicas no escritas, pero valiosas y prudentes acerca de contar secretos, y que hasta ahora me habían funcionado con relativo éxito. Es decir:
1- Contárselo a alguien que piensas que nunca te la ha jugado. Los secretos no deben contarse a cualquiera. Aunque a veces si le he contado alguno a un desconocido, pero eso es otra historia.
2-No actuar con mala fe. Nunca es bueno contar algo que pueda hacer daño.
3-Desvelarlo a alguien que sea relativamente cercano al protagonista del asunto. Ya sabéis, buscar un poco de complicidad, una segunda opinión o una mera justificación.
Pero todo se ha ido de las manos. El inofensivo secreto, ha cobrado vida propia en forma de desastre de dimensiones desconocidas...

3 comentarios:

elpibedealabama dijo...

suele pasar, lo mejor es no tener secretos que contar, pero claro, no es fácil

Anónimo dijo...

¿Recuerdas aquello de que en España, para mantener un secreto a salvo, lo mejor es escribirlo en un libro? ;)

Saludos!

Gore dijo...

Todos tenemos secretos, es inevitable. No hay nadie que le cuente todo a todos ni siquiera a una sola persona. Y menos mal que es así, porque si lo supiera todo de alguien, nunca me sorprendería (para bien o para mal) y me acabaría aburriendo.